dissabte, 3 de setembre del 2011

Cavanilles, los ecosistemas costeros y El Puig

Muchos de vosotros conoceréis el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva (o no xD). ¿Pero cuántos conocéis exactamente quén fue Cavanilles? ¿Cuántos habéis leído algún fragmento de su obra?

Antonio José Cavanilles fue un botánico valenciano que recibió, en la primavera de 1791, el encargo de “recorrer la España para examinar los vegetales que en ella crecen” por orden del Rey Carlos IV. Como no podía ser de otra forma, Cavanilles comenzó por su tierra, Valencia, donde no se limitó únicamente a estudiar la vegetación, sino que hizo un análisis de todos los aspectos importantes para ella: relieve, suelo, agricultura, poblaciones y usos del territorio en general. De este recorrido, de este “reencuentro con su pueblo y su paisaje” surgieron las Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia. Surgió sin precedentes, y aún hoy en día supone una obra maestra, un clásico, y un texto imprescindible para conocer la realidad valenciana del siglo XVIII, así como la actual.

Un ejemplo:

“La abundancia de aguas, lo profundo del suelo y el hallarse este anegado muchas veces sugirió la idea de cultivar arroces en los sitios hondos que por espacio de dos leguas siguen por los términos de Puzól, Puig, la Creu, Masamagréll, Masalfasár, Albuixéc, Albalát, Foyos y Meliana. Cultivóse efectivamente el arroz por algunos años, causando siempre á la salud daños gravísimos, los quales llegáron á tal punto en 1784, que la pestilencial epidemia no solamente afligió los pueblos de arroz sino tambien los occidentales á donde llegaba el ayre corrompido. Apenas quedó hombre que no enfermase de peligro, pagando muchos con la vida. Hubo aquel año en la villa del Puig 160 muertos, quando su poblacion llegaba apenas á 300 vecinos. […] Este horrendo espectáculo, y los informes y representaciones de Curas y Médicos, motivaron la sabia providencia de prohibir el arroz en aquellos marjales, con que renació la salud y abundancia. Tiene el arroz poderosos alicientes para los propietarios, y un interes que deslumbra á los jornaleros; por donde se ven muchos preocupados contra la evidencia. […] Purificada la atmósfera, y fortificándose cada dia la salubridad propia del país, se disperto la industria, y aumento el cultivo. Se abriéron anchos y profundos canales para dar curso á las aguas, levantando las superficies de los campos con las tierras que daban las excavaciones: desecáronse muchos campos de tal modo que hoy se dan hermosas viñas en sitios ántes pantanosos. El color verde de los vegetales publica las mejoras que han recibido.”

En este fragmento, Cavanilles nos muestra uno de los motivos por los que los ecosistemas húmedos costeros (marjales, malladas…) han sido castigados durante siglos. A pesar de la rentabilidad del cultivo del arroz, las zonas encharcadas llegaron a suponer un problema de salud pública. Así, decidieron echar tierra de por medio (literalmente) y cambiar a otras formas de cultivo.

A pesar de todo, hoy he descubierto aquí estas pruebas gráficas de que en el siglo XX existieron de nuevo arrozales en El Puig:

Arrozales, con El Puig y la Serra Calderona de fondo, 1972.

Arrozales, con el Monasterio de Santa María de El Puig de fondo (a la derecha de la imagen), 1972.

Son paisajes muy bonitos, pero que ya no podemos encontrar hoy en día. Más o menos a esa altura, actualmente, encontramos las famosas urbanizaciones de las playas de El Puig y la Pobla de Farnals. Entre tanto ladrillo, podemos ver algunos cachitos de marjal, muy degradados, pero que parecen decirnos que, a pesar de todo, la vegetación no se da por vencida.

1 comentari:

  1. Hoy en día todavía se siguen aterrando zonas de marjal, pero por otros motivos. Para un agricultor la marjal no sirve para nada, y si ese terreno lo llena de tierra puede cultivar naranjos, que casi no hay en Valencia. Y obliga a muchas especies de aves a trasladarse a otros lugares. En fin, han pasado muchos años pero seguimos siendo igual de zopencos.

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