dijous, 8 de desembre del 2011
Diversitat i evolució
I si això no vos sona interesant... teniu dos taules rodones (una de diversitat i una d'evolució) i xarrades de biogeografia, paleontologia, genètica, taxonomia... el Cavanilles al complet! =)
divendres, 2 de desembre del 2011
“¿Sabéis si la biología está relacionada con la física?”
Lo bueno o malo de ser freaks es que muchas noches de fiesta suelen derivar en profundos debates sobre cuestiones biológicas trascendentales que pueden alargarse hasta el amanecer. Esta entrada ha sido inspirada por un estudiante de ciencias políticas que, en una de estas noches, nos lanzó esta cuestión tras haber reflexionado sobre la similitud de ciertos aspectos políticos con las leyes de la física.
Para una persona de ciencias, la pregunta que da título a esta entrada puede parecer, de tan obvia, absurda. Los conocimientos en detalle que se tienen hoy en día de multitud de procesos biológicos nos permiten afirmar, rotundamente, que los seres vivos siguen las leyes de la física. Sin embargo, un conocimiento no tan en detalle de algunos de estos procesos, sumado a la voluntad de algunos de que la vida no pueda ser explicada mediante los mismos conceptos que el resto de la materia y poder recurrir así a un ente creador, puede dar lugar a aparentes incongruencias entre la física y la biología.
No, no voy a hablaros sobre la aparente contradicción al principio de máxima entropía que suponen los seres vivos. Voy a poneros un ejemplo más familiar, más sencillo de entender y, cómo no, relacionado con el mundo vegetal (cuestión de deformación profesional :P); la fotosíntesis. Voy a tratar de explicarla de forma que, si cualquier otro estudiante de ciencias políticas consternado por si la biología y la física se parecen llega a este blog, encuentre aquí la respuesta.
Plantas, algas y algunas bacterias son capaces de realizar la fotosíntesis, es decir, de obtener energía para su metabolismo a partir de radiación electromagnética (luz). ¿Cómo? Pues bien, aparentemente, la luz causa la transferencia de electrones desde una molécula dadora (agua, en el caso de la fotosíntesis oxigénica) hasta una molécula aceptora; sin embargo, la especie dadora tiene un alto potencial de reducción (es decir, una baja capacidad para ceder electrones), mientras que la aceptora posee un potencial de reducción alto (una elevada capacidad para ceder electrones). Como veis, los potenciales de reducción de ambas moléculas son contrarios a lo que cabría esperar, por lo que sería imposible que se produjera esta transferencia de electrones desde la molécula dadora a la aceptora. Entonces, ¿cómo es posible que ocurra?
Determinadas moléculas (pigmentos fotosintéticos, como es el caso de la clorofila) son capaces de absorber luz, produciéndose la excitación de uno de sus electrones a un orbital de mayor energía y reduciéndose considerablemente, como consecuencia, el potencial de reducción del pigmento. Este estado no es estable, por lo que el pigmento cede fácilmente este electrón, que se encuentra en un orbital superior, a una molécula aceptora con un potencial de reducción más bajo que el suyo. El pigmento queda, por tanto, con un electrón menos, de forma que una especie dadora con un potencial de reducción más bajo le cede un electrón. Por tanto, la transferencia del electrón no se da directamente entre la especie dadora y aceptora sino a través de un pigmento fotosintético que permite, pues, que esta transferencia sea siempre favorable (de potenciales de reducción bajos a potenciales de reducción más elevados) y en consonancia con las leyes físicas.
dissabte, 12 de novembre del 2011
Conservación europea de ecosistemas
El pasado 19 de octubre, en el Jardín Botánico de Valencia, Eduardio Biondi dio una conferencia titulada: “La diversidad del bosque mediterráneo: gestión y conservación”. He de decir que me esperaba otra cosa y me defraudó un pelín, porque hubo demasiada información sobre diversidad y más bien poca sobre conservación. Aún así, me dio ciertas ideas sobre qué contaros.
En 1992, a raíz del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD) de las Naciones Unidas en Río de Janeiro, se creó en la Unión Europa una Directiva (una especie de ley europea, pero que no tiene validez hasta que es transcrita a la ley propia de los países miembros) conocida como “Directiva Hábitats”. Este hecho supuso un hito en la biología de la conservación, al destacar la importancia de conservar, no sólo una especie concreta, sino todo un ecosistema (incluyendo las especies y las diferentes interacciones que pudiera haber entre ellas).
Pues bien, en esta directiva se recogía una lista con aquellos “hábitats prioritarios” que por su importancia y/o vulnerabilidad se encuentran en peligro. A la hora de definir estos hábitats, era necesario un sistema útil con el que describirlos y nombrarlos. Y aquí es donde entra en juego la Fitosociología. Se trata de una metodología en la que, mediante la realización de inventarios y su comparación (por semejanzas florísticas y por la presencia o ausencia de especies vegetales diagnósticas), se establecen unidades elementales que se consideran asociaciones vegetales. Estas asociaciones (comunidades) se entienden como conjuntos de especies que se dan siempre bajo determinadas características ambientales, debido a que la distribución de las especies depende de sus rangos de tolerancia y óptimos ambientales.
Cada una de estas asociaciones recibe un nombre determinado por dos especies. Por ejemplo, la asociación Junipero oxycedri – Quercetum rotundifoliae, sería aquella dominada por Quercus rotundifolia (encinas) y que se caracteriza por ir acompañada de Juniperus oxycedrus (enebros), entre otras especies. ¿Cuáles son esas otras especies? Pues ni idea xD Habría que mirar detenidamente la descripción de la asociación. Porque cada una de las asociaciones, dentro de la Fitosociología, constituyen un sintaxon. Es decir, que una vez que se define una asociación, se le asigna un nombre y se describen cuáles son las especies que la componen, al mismo tiempo que se integran dentro de un sistema jerárquico de clases, órdenes y alianzas (al mismo estilo que las especies se engloban en géneros, familias...).
Al margen de que, desde un punto de vista ecológico, las asociaciones vegetales no tengan mucho sentido (las especies que podemos encontrar en un hábitat no sólo dependen de las características ambientales de la zona y sus rangos de tolerancia, sino que las interacciones entre las especies y el azar tienen mucho que decir), lo cierto es que la Fitosociología puede resultar muy útil a la hora de la gestión para la conservación de la especies.
Ciencia, Paz y Desarrollo
Ayer fue 10 de noviembre (bueno, en realidad antes de ayer xD). Pues bien, resulta que está declarado por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) como el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo. Para este año, el lema era: “Rumbo a sociedades ecológicas: equidad, inclusión, participación”.
En palabras de Irina Bokova (Directora General de la UNESCO), en “un mundo que está cambiando con rapidez”, en el que “las catástrofes naturales nos recuerdan que nuestras comunidades son vulnerables” al cambio climático y donde “la diversidad biológica desaparece a un ritmo inédito en la historia geológica, debido principalmente a la actividad humana” es necesario alcanzar un desarrollo sostenible. Para ello, para conseguir sociedades ecológicas, “deben ser sociedades del conocimiento, que utilicen la ciencia para discernir los nuevos problemas y afrontarlos de manera innovadora”, para lo que “es preciso movilizar y dar carácter integrador a la ciencia”, estableciendo redes internacionales y reforzando “los marcos nacionales de políticas de ciencia, tecnología e innovación”. Estas sociedades ecológicas “deben ser inclusivas”, prestando “oídos a todas las voces” y bebiendo “en todas las fuentes de experiencia, incluso el saber local e indígena”.
Porque sólo a través de la ciencia y a través de la unión de conocimientos de los distintos pueblos, puede lograrse una buena gestión y, por tanto, la conservación de los recursos naturales. Se debe alcanzar, además, al mismo tiempo que se favorezca el desarrollo de los países más desfavorecidos mediante la promoción de su gente y sus medios. Deben ser ellos mismos (mediante un papel activo en su propia gestión) quienes hagan de la ciencia, su desarrollo.
A modo de cómo la ciencia puede ayudar a la paz y al desarrollo, quería comentar el nuevo proyecto en el que, durante 4 años, va a trabajar Carmen Rojo del ICBiBE (profe y medio-jefa mía xD). Se trata de un proyecto de cooperación financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y en el que colaborarán la Universidad de Valencia, la Universidad de León (Nicaragua), la Universidad de Costa Rica y el Instituto Clodomiro Picado (Costa Rica). Su objetivo es la creación de un laboratorio especializado en limnología (poco estudiada en estos dos países), desde donde se puedan formar científicos que sean capaces de estudiar la biodiversidad de la zona, así como el efecto del cambio global sobre ella.
dimarts, 27 de setembre del 2011
LOS PISOS DE VEGETACIÓN DE LA GOMERA
Primero, encontramos la zona baja o de matorral costero que se caracteriza por la presencia de especies halófitas en los acantilados.
Acantilados de Puntallana
A continuación, en la zona costera pero lejos de la influencia marítima y en condiciones de semiaridez, podemos encontrar el tabaibal-cardonal o matorral xerófilo, con especies como el cardón (Euphorbia canariensis) y las tabaibas (Euphorbia balsamifera, Euphorbia regis-jubae, etc.).
Bajada a la playa de Valle Gran Rey
Además en las zonas de barrancos las especies más comunes suelen ser la palmera canaria (Phoenix canariensis), el balo (Plocama pendula) y diferentes tipos de bejeques (Aeonium) y verodes (Kelinia neriifolia) en las paredes rocosas.
Barranco de Alajeró
Después se encuentra la zona de bosque termófilo que ha sido muy utilizada por la agricultura y por lo tanto se encuentra bastante alterada. Sobretodo está formada por sabinas (Juniperus phoenicea), palmeras (Phoenix canariensis) y dragos (Dracaena draco).
Barranco de Hermigua
En las zonas de montaña, en la fachada sur encontramos bosques de pino canario (Pinus canariensis) y en la fachada norte la famosa laurisilva o el monteverde, como lo llaman en las islas y el Fayal-brezal.
Bosque de pinos por Chipude
A partir de los 800 metros sobre el nivel del mar, en las zonas del norte de la isla, encontramos el Monteverde. En esta zona se instala el mar de nubes, aportando a la vegetación la lluvia horizontal.
El bosque de laurisilva está compuesto por gran cantidad de especies de árboles de hoja perenne parecida a la del laurel: por eso se llama laurisilva (“selva de laurel”). Algunas especies arbóreas que se encuentran son el viñátigo (Persea indica); el laurel o loro (Laurus azorica), el acebiño y el palo blanco (Picconia excelsa), el tilo (Ocotea foetens), el barbusano (Apollonias barbujana) y el mocán (Visnea mocanera). Algunas especies arbustivas son el follao (Viburnum rigidum) o el peralillo (Maytenus canariensis).
Laurisilva en Garajonay
El fayal-brezal aparece en la parte alta de la laurisilva, donde no llega el mar de nubes. Como da más el sol es una formación más abierta y aparecen nuevas especies como la faya (Myrica faya) y el brezo (Erica arborea).
Fayal-brezal en Garajonay
Así que ya ves las diferencias significativas entre unos pisos y otros, parecen diferentes mundos, dentro de una pequeña isla. Como no me cansaré de decir: verlo para creerlo.