El pasado 19 de octubre, en el Jardín Botánico de Valencia, Eduardio Biondi dio una conferencia titulada: “La diversidad del bosque mediterráneo: gestión y conservación”. He de decir que me esperaba otra cosa y me defraudó un pelín, porque hubo demasiada información sobre diversidad y más bien poca sobre conservación. Aún así, me dio ciertas ideas sobre qué contaros.
En 1992, a raíz del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD) de las Naciones Unidas en Río de Janeiro, se creó en la Unión Europa una Directiva (una especie de ley europea, pero que no tiene validez hasta que es transcrita a la ley propia de los países miembros) conocida como “Directiva Hábitats”. Este hecho supuso un hito en la biología de la conservación, al destacar la importancia de conservar, no sólo una especie concreta, sino todo un ecosistema (incluyendo las especies y las diferentes interacciones que pudiera haber entre ellas).
Pues bien, en esta directiva se recogía una lista con aquellos “hábitats prioritarios” que por su importancia y/o vulnerabilidad se encuentran en peligro. A la hora de definir estos hábitats, era necesario un sistema útil con el que describirlos y nombrarlos. Y aquí es donde entra en juego la Fitosociología. Se trata de una metodología en la que, mediante la realización de inventarios y su comparación (por semejanzas florísticas y por la presencia o ausencia de especies vegetales diagnósticas), se establecen unidades elementales que se consideran asociaciones vegetales. Estas asociaciones (comunidades) se entienden como conjuntos de especies que se dan siempre bajo determinadas características ambientales, debido a que la distribución de las especies depende de sus rangos de tolerancia y óptimos ambientales.
Cada una de estas asociaciones recibe un nombre determinado por dos especies. Por ejemplo, la asociación Junipero oxycedri – Quercetum rotundifoliae, sería aquella dominada por Quercus rotundifolia (encinas) y que se caracteriza por ir acompañada de Juniperus oxycedrus (enebros), entre otras especies. ¿Cuáles son esas otras especies? Pues ni idea xD Habría que mirar detenidamente la descripción de la asociación. Porque cada una de las asociaciones, dentro de la Fitosociología, constituyen un sintaxon. Es decir, que una vez que se define una asociación, se le asigna un nombre y se describen cuáles son las especies que la componen, al mismo tiempo que se integran dentro de un sistema jerárquico de clases, órdenes y alianzas (al mismo estilo que las especies se engloban en géneros, familias...).
Al margen de que, desde un punto de vista ecológico, las asociaciones vegetales no tengan mucho sentido (las especies que podemos encontrar en un hábitat no sólo dependen de las características ambientales de la zona y sus rangos de tolerancia, sino que las interacciones entre las especies y el azar tienen mucho que decir), lo cierto es que la Fitosociología puede resultar muy útil a la hora de la gestión para la conservación de la especies.